domingo, 3 de diciembre de 2017

Los lisiados del balneum de Santa Eulalia de Bóveda


(C) Colonia, Fundación Martin Bodmer, Cód. Bodmer 135, Pietro de Eboli, De Balneis Puteolanis, f. 20v

La miniatura que acompaña al texto del Baño de Tritulus, uno de los baños de los que trata la obrita del siglo XII De balneis Puteolanis, de Pietro de Éboli, muestra un tímpano que cierra la cavidad de donde mana el agua y que recuerda, en su factura y en su mínima abertura, a las llamadas Pedras Formosas de las saunas castreñas del noroeste peninsular, que también pudieron estar pintadas. En ella se han representado varias personas que señalan diversas partes del cuerpo; según el autor "la cavidad está llena de figuras de enfermos, a los cuales el agua cura de la enfermedad que se indica en cada figura". Todos los manuscritos de la obra de De Éboli convienen en plasmar este tímpano con la misma o parecidísima decoración que conforma un muestrario de cuerpos humanos doloridos. En el extremo derecho, y aprovechando el exiguo espacio de la esquina del tímpano, un lisiado sujeta su pie, los otros se señalan la ingle, el pecho, la cabeza, el vientre y la cadera.

Esta explicación de De Éboli a la funcionalidad de la decoración, que serviría para indicar los usos terapéuticos del agua del balneum, puede aplicarse también al tema que se desarrolla en el baño de Santa Eulalia de Bóveda, donde se representan dos figuras de lisiados (considerados como exvotos) y un grupo humano que se viene interpretando como danzantes. También cabría plantear que los danzantes, entre los cuales una de las figuras señala su vientre mientras que las restantes se llevan las manos a la cabeza, son un muestrario de los usos terapéuticos del agua del balneum de Santa Baia. En este sentido el topónimo gallego del lugar, Santa Baia, a veces abreviado como Santalla y en época temprana falsamente latinizado como Eulalia, podría haber estado motivado mediante metonimia por los famosos baños de Baia en la Campania, de los que también se hace eco De balneis Puteolanis, y que fueron uno de los destinos termales favoritos de los romanos, de ahí que el topónimo Baia hubiese acabado por ser sinónimo de baño termal en general. 


Lisiados de Santa Baia de Bóveda, uno de ellos señalando su pie. (C) Manuel G. Vicente, 2011.

No están reñidas ambas hipótesis, la cultual y la práctica, pues un exvoto corporal depositado, pintado o esculpido en un baño como ofrenda a las aguas curativas podía servir también para orientar a los futuros bañistas sobre los usos terapéuticos de sus aguas.

El aparente grupo de danzantes de Santa Baia que mayoritariamente se lleva las manos a la cabeza se encuadraría, según nuestra interpretación, en la prescripción médica del agua para los males de la cabeza, problemas mentales y nerviosos que en Galicia se atribuían a posesiones demoníacas, y cuya especialidad la tiene el santuario de O Corpiño. Observamos en el santuario de Saint Thégonnec en Morlaix (Bretaña Francesa), una representación semejante de un exorcismo en la que el paciente se apalea la cabeza para que salga o demo.


Entrada a la iglesia de Saint Thégonnec en Morlaix. Relieve con un lisiado y un paciente psiquiátrico poseído por el demonio.
(C) Dolores González de la Peña, 2008.


Decoración mural romana con aves en el baño de agua de mar de Saluiana, de la misma obra de Pietro de Éboli;  los motivos de aves también aparecen en el balneum de Santa Eulalia de Bóveda.
(C) Colonia, Fundación Martin Bodmer, Cód. Bodmer 135, Pietro de Eboli, De Balneis Puteolanis, f. 20r

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