sábado, 22 de marzo de 2014

De Santa María a Celtiberia

Los musulmanes en sus dominios de Al-Andalus utilizaron indistintamente las formas Shantamariyya / Shantabariyya para referirse a la amplia región que antes se denominaba Celtiberia. Salta a la vista que Shantamariyya o Shantabariyya son adaptaciones del nombre original a la fonética árabe. En la base de la primera, y en el contexto cultural no cristiano de Al-Andalus, no cabe argumentar ninguna reinterpretación del topónimo original como hagiotopónimo cristiano (Santa María); Shantamariyya ha de considerarse una variante fónica de Shantabariya, en la que se produce una sustitución de una bilabial por otra. La reinterpretación o conversión en hagiotopónimo se produce mucho después, cuando los territorios pasan al dominio cristiano: "por Santa María vos vayades passar, vayades a Molina que yaze más adelant" (Poema de Mio Cid), "e por ende os cativos a yan sempr' aorar, e Santa Mari' a vila de Faaron nomar por aquesta razon foron" (Cantigas de Santa María, Alfonso X).

Dentro de los territorios celtizados de aquella Celtiberia fronteriza, amplia y desigual por la que corrían el Tajo y el Guadiana, los dueños de Al-Andalus creyeron conveniente seguir manteniendo la distinción entre sus extremos: Shantamariyya as-Sharq (de oriente), en Albarracín, y Shantamariyya al-Gharb (de poniente), en el Algarve portugués. Ello es una pequeña muestra de su unidad territorial, de que se consideraban la misma entidad.

Que en Teruel haya estado la Celtiberia oriental, Shantamariyya as-Sharq, no resulta una gran sorpresa, puesto que Albarracín fue el territorio que habitaron los celtíberos lusones, que tocaban con el nacimiento del Tajo. Albarracín, en contra de las evidencias y conclusiones de la mayor parte de los historiadores y arqueólogos, que consideran Teruel territorio íbero, fue celtíbero, o lo que es lo mismo, un establecimiento de celtas en Iberia. Nos lo dicen las fuentes clásicas: "lusones, quoque orientales sunt, et ipsi ad fontes Tagi pertingentes" = los lusones también son de los celtíberos orientales, se sitúan junto al nacimiento del Tajo (Estrabón). Los geógrafos e historiadores árabes continuaron ligando el territorio de Celtiberia, su Santaberia, a las montañas donde nace el Tajo (notas a la Geografía de España, Idrisi, ed. 1974), esto es, a Albarracín, mayormente conocida como Shantamariyya Ibn Razin o as-Sharq.

 Cabezo de Alcalá, Azaila (Teruel). Oppidum celta en Iberia.

La existencia de una Celtiberia occidental, Shantamariyya al-Gharb, se deduce de la existencia probada de la oriental, que explica el nombre de la occidental. Pero también del advenimiento de celtas lusitanos al territorio inmediato al Algarve. Según Plinio: "celticos a celtiberis ex Lusitania advenisse manifestum est" = los celtíberos [de la Beturia céltica, entre Guadalquivir y Guadiana,] manifiestan que los celtas llegaron de Lusitania. En esta nueva traducción del enigmático pasaje de Plinio estoy considerando a celtiberis un ablativo agente del verbo en forma pasiva, lo que explicaría la difícil presencia de dos ablativos en la oración, solo uno indicaría procedencia, y el otro sería un agente. Es probablemente cierto que a este extremo de la Península llegaron pueblos celtas procedentes de la vecina Lusitania, originando otro establecimiento celta en Iberia, de población mixta celtíbera.

La conexión no pasa solo por ser ambos territorios los dos extremos de la Celtiberia musulmana: varios autores, entre ellos Schulten, consideran que lusitanos y lusones conformaron un único grupo étnico, claro que Schulten piensa en un desplazamiento del Este al Oeste, más acorde con la idea de la celticidad centroeuropea.

Pedro Bosch Gimpera dice que "en el centro de España, bajo la capa céltica se hallan los restos de un pueblo indígena análogo a los lusitanos y que llevaba su mismo nombre [...] Puede creerse que tanto los lusones como los lusitanos representaban los restos de una antigua población eneolítica, perteneciente a la antigua cultura de las cuevas" (El poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de España).

La emigración de antiguas poblaciones celtas desde el Oeste al Este siguiendo la diagonal del Tajo coincide con los datos arqueológicos que nos aseguran "la importancia de la vía del Tajo como eje vertebrador de la neolitización de la Meseta" (JJ Guijarro, Cazadores y campesinos: la neolitización del interior de la Península Ibérica).

Por otra parte, los celtíberos llegaron hasta la Galia Narbonense o Braccata, en donde el etnónimo también se convirtió en hagiotopónimo, aunque distinto: "Superior Yspania Gallia Braccata apellatur, ubi tanta est insolentia tantusque fastus nec non et arrogancia copiosa. Est sita ad occidentem, ubi est Sanctus Tiberius", en lugar de celtiberos.

sábado, 8 de marzo de 2014

Entre Ceo e Terra

Blanca María Prósper en Lenguas y religiones prerromanas del occidente de la Península Ibérica trata del sustantivo paleoeuropeo *OKELO, "altura, elevación", sinónimo de BRIGA, y que en gallego-portugués habría conservado por arcaísmo la -l- intervocálica. "Por lo demás, nuestro Ocelum no puede identificarse con el celta uxello "elevado", como hace García Fernández-Albalat", dice en la nota 29 de la página 117.

Por una parte, la autora no ofrece ningún argumento en contra de la identificación ocelum = uxello, que me parece más que interesante. Y por otra, no sé a qué casos con -l- intervocálica conservada se refiere, tal vez a los posibles compuestos de *OKELO, Arcucelos (Ourense) y Arcozelo (Portugal). No obstante, la conservación de -l- no es norma en galaico-portugués, por lo que se esperarían resultados como Oceo, Oseo (con seseo) y Oceio (con epéntesis de i entre hiato). Estas formas tardiamente experimentan la segmentación de la o- inicial del radical, sentida por los hablantes como artículo determinado: O Ceo, O Seo, O Ceio.

Y son estas, precisamente, las formas que encontramos en la toponimia actual, y en textos medievales, para referirse a elevaciones y outeiros. En un texto tan tardío como este de Oseira, del año 1473, todavía se conservaba como apelativo ocelum, lo que entra en franca contradicción con la observación de Villar y Prósper, "posiblemente la forma *okelo entró tan pronto en desuso como para no haberse conservado en ninguna de las lenguas celtas como apelativo" (Vascos, celtas e indoeuropeos. Genes y lenguas, pg. 346):

  • "eende por lo zeyo do monte Lagea, ende aa pena do Cousso" (año 1473 Oseira)

Du Cange, en la entrada celli, recoge un ejemplo de un penitencial que prohibe los cultos en estos outeiros: "Nullus Christianus ad fana, vel ad petras, vel ad fontes, vel ad arbores, aut ad Cellos, (quidam Codd. habent ocellos) vel per trivia luminaria faciat, aut vota reddere præsumat", y lo hace sin reparar en la importantísima lectura ocellos, que considera errónea por lucellos.

Este cellos / ocellos de Du Cange podría ser el eslabón perdido que mostrase la relación que intuía Fernández-Albalat entre *OKELO y uxellum. Parece que tenemos dos series oronímicas, la tipo Cello / Cejo < uxellum, y la tipo Ceo / Ceio < ocelum, ambas para referirse a elevaciones, alturas. Resulta difícil sostener que entre ellas no existe vínculo alguno, cuando uxellum puede fácilmente explicarse desde *OKELO como un temprano caso de palatalización de /k/ ante vocal palatal, y su doble -ll- ser una geminación secundaria, expresiva; si es que la alternancia de formas con l / ll no está mostrando una primitivísima tendencia de las lenguas del Oeste a reducir la lateral geminada, -ll- > -l- > 0.
  • Alto do Ceo (A Lama) - sería un caso de topónimo redundante.
  • Entre Ceo e Terra (Cerdido) - este bellísimo caso muestra la reinterpretación popular del topónimo como si se tratase del sustantivo ceo < caelum, "cielo".

También podría encuadrarse en la serie derivada de *OKELO, en concreto del compuesto LOUCIOCELO, "altura, elevación luminosa", el topónimo Lucillo.